6.En los picos de Anubis

4.1.06

1 de Jùbilo




Dada la urgencia de la misión el recorrido planificado había sido descartado y en su lugar el capitán Felipe y yo habíamos optado por uno más directo.
El peligro que aparejaba éste nuevo recorrido era un riesgo que debíamos correr si queríamos llegar a tiempo.
Para llegar a Bay Ketina deberíamos atravesar un cordón montañoso llamado “los picos de Anubis” en donde los aludes y los desprendimiento de roca eran moneda corriente. Una vez del otro lado, el descenso por la ladera sur estaría repleto de minas de distorsión mental ( M.D.M) detalle que por supuesto, solo el capitán Felipe y yo conocíamos y que, por cuestiones de fuerza mayor, habíamos decidido mantener en secreto.
El viaje se hizo bastante fácil durante el primer tramo del recorrido. Tardamos apenas ocho horas en llegar al paso de los Faraones, y según mis cálculos, si seguíamos a ese ritmo nos bastarían cuatro días para arribar a la ciudad de las cucarachas. El clima se estaba comportando bien y en nuestros radares ópticos no había indicios de tormentas que pudiesen afectar nuestra marcha.
Por otro lado la maquinaria Neurón 27 emitía suaves ronroneos dentro de mi cabeza, cosa infrecuente pero oportuna. Las endorfinas me ayudaban a mantenerme sereno y cumplir con mi deber sin preocuparme por lo que deberíamos afrontar en el futuro.
Fiel a mi costumbre, como siempre que me encontraba en paz con mi espíritu, me puse a silbar una melodía militar y mis hombres, tal vez contagiándose de mi estado de ánimo, me imitaron.

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